"En el espacio nadie escucha tus gritos"
Se conoce muy poco acerca del universo, aparte de la
enorme belleza de las galaxias, los planetas, estrellas y constelaciones de
estrellas, solo hay una cosa en su inmensidad que te puede poseer y es la
soledad a la que estas expuesto que junto con la oscuridad del espacio es capaz
de disfrutar de cada centímetro de tu piel y tu ni te das cuenta, lo único que
tienes es una cara de pánico y de temor al pensar que por cualquier error
puedes estar vagando durante mucho tiempo sobre ese manto negro y solitario.
Por muy abierto que este el universo, la claustrofobia disfruta de ti.
Dentro de la nave Nostromo, ya es otra cosa.
Disfrutas de casi todas las comodidades. Totalmente automatizado. Generadores
de gravedad artificial. Inteligencia artificial. Piloto automático. Cierre
centralizado. Elevalunas eléctricos. Mechero. Y trajes de astronauta. Trajes
espaciales de los cuales tuvieron más de un susto y algún desmayo, eran de
nylon, gruesos y pesados y no tenían ningún sistema de refrigeración o ventilación
en el que pudiera escapar el dióxido de carbono, eso combinado con una grandísima
ola de calor debilitaba a los actores e hizo falta más de una enfermera con
bombonas de oxígeno.
No sé si habréis visto la película Gremlins, de Joe
Dante, sobre el pequeño Gizmo que tiene unos determinados cuidados, bueno pues
cuesta creerlo pero Alien nació gracias al concepto Gremlin, que fue un mito en
la segunda guerra mundial en que se pensaba que los Gremlins se metían en los
aviones bombarderos y averiaban los motores pero no solo eso sino que mataban a
la tripulación entera. Pensar que Alien es hijo de los Gremlins es igual que
pensar que King Kong es mi hijo. Exagerada hipérbole sorprendente.
Pero también sorprendidos se quedaron el elenco de
actores que participaron en esta escena al ver a ese Alien salir del pecho. Era
secreto. Solo lo conocía el director y el actor. Un secreto sorprendente que se
puede apreciar en la cara de los actores durante el rodaje, la verdadera
realidad de la forma física del pánico y temor en tu cara. Así se curten los
buenos actores y directores, con retos, técnicas e hipérboles sorpresas. La película
le hizo grande al maestro Ridley Scott, una majestuosidad fílmica impecable de
principio a fin. Es genial cuando te transmite el miedo y el agobio como es la
de estar a merced de una criatura que devora humanos muy, muy lejos de la
tierra, en un solitario infierno universal de espacio y tiempo muy distinto a
lo que pensabas cuando eras un crio y querías ser astronauta.
Desde la creación del universo y la existencia humana de creer y poder estar lo
más cerca posible de las estrellas nos a atraído por la belleza del universo. Navegar
entre satélites y buscando indicios de vida inteligente extraterrestre en algún
punto de la galaxia. Y no estamos lejos de encontrarlo, cuando aquí abajo
nuestros gobernantes escaseas de esa materia, ¿en algún lado tiene que estar la
susodicha sustancia?
Un tamaño y una forma del universo observable que no
conocemos y a veces nos asusta lo que no conocemos. Quizás creo poder estar en
un cumulo de estrellas, polvo y planetas y no estoy más que una pequeñísima parte
de una inmensidad universal inimaginable, en nuestra galaxia concreta, La Vía Láctea.
Concretamente en el brazo de Orión donde se encuentra el sistema solar. Aquí estoy
tranquilo. Nuestro sistema solar conocido. Me gusta moverme por entre los
planetas, tocar un asteroide y ver nacer
una estrella. Por mucha soledad, miedo y pánico que nos de la inmensidad del
universo, ella me encuentra a mí para que la siga. Me invita a recorrer sus
largos brazos y me atrae. Nos atrae. Quizás encuentre mi sitio aquí, junto al
Sol. Donde es de día siempre y jamás habrá oscuridad. Donde veo donde piso y
disfruto de cada pisada.
Por mucho que piense aquí abajo me gustaría subir ahí
arriba, pero por mucho que sueñe en estar ahí arriba no pararía de pensar en
estar ahí abajo.
Que miedito, madreeeeeeeee
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