"Ahora puedo decirte que tome la opción correcta, sin embargo no hay un día que pase sin arrepentirme de no haber tomado otra opción"
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Un cartel de calidad que muestra calidez. |
No hay más
ciego que el que no quiere ver, ni más pecador que el que confiesa que no ha
pecado nunca, como tampoco más arduas batallas de benevolencia barata en
tiempos duros donde el pecado y las buenas acciones compiten al mismo tiempo en
gobernar nuestras emociones.
Son siete
tormentosos pecados lo que muestro enlazados con otras siete anecdotarias
curiosidades, las cuales se muestran hacia una senda pecaminosa buscando así la
perfección absoluta, indagando en cada uno puedes ver que para ello hay que pisar
por cada uno de ellos para aspirar a gobernar tu buen trono. Como en el film,
aprender de cada uno de ellos, oscuros y diluvianos, y cámbialo por un final de
tu sobrado esfuerzo, claro y soleado.
I.GULA: El número del
empacho y la glotonería que puede desear tan buena suerte es muchas veces el
número del pecado. El número siete sale reflejado muchas veces en la película.
Está tan presente que te empacha y es imposible evitar ese pecado. En una de
las escenas al principio de la película, hace caminar a los actores por unos
portales donde todos empiezan por el número 7. Primero el 753, luego el 748,
para más tarde, pasear entre757 y deslumbrar así el asimilo de tu empacho.
II.AVARICIA: la avaricia no
solo se muestra con posesiones externas y materiales, sino también con no dejar mostrar tus
emociones internas, no compartir sentimientos como el amor, el cariño, el
callarte las cosas y no mostrarte a los demás,
puede ser un signo de avaricia; y
algo parecido le pasa a esta película pecadora, jamás se nombra la ciudad en la
que se desarrolla la película, es un misterio tacaño por parte del director que
se inventa una urbe y a la que no bautiza, pero que en realidad está rodada
entre San Francisco y Philadelfia. Misterio avaricioso del que me rindo a sus pies.
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Aun abriéndose paso entre la oscuridad, la luz se muestra igual de oscura. |
III.PEREZA: Todos nos movemos
y caminamos pero por eso mismo no recurriremos al malgasto de energía si no
encontramos beneficio alguno, pero la energía que muestra Se7en es de una
melancolía abrumadora, oscura y sentimental que fue creada mediante una técnica
llamada Bleach Bypass, a través de la
cual la cantidad de brillo se reduce dependiendo de la oscuridad, a más
incremento de oscuridad se adquiere más tono pero menos brillo. Los horrendos
crímenes nunca se muestran de forma directa y así elimina la perezosa sorpresa
que hace saltar al espectador de sus butacas: el espectador se ve limitado,
como los desolados protagonistas al seguir el rastro de un psicópata que hace
de sus crímenes, su “obra”.
IV.LUJURIA: A lo largo de la
historia fuimos pecadores en ese aspecto y lo seguiremos siendo toda la
eternidad, por que nos ayuda a probar un deseo sexual en un deseo transformado
lujurioso. Lujuria vivida dentro de la película y también fuera, puesto que
después de la película se dio a conocer el romance de Brad Pitt y Gwyneth
Paltrow, la cual a la actriz le sirvió para entrar en el estrellato de
Hollywood y no por su liviano gran papel en la película y de vital importancia.
Tal transformación lasciva le bastó a Brad Pitt para cambiar el final de la
película, ya que el original no fue el
que todos conocemos.
V.SOBERBIA: De aquí nacen los
otros 6, es el original, la fuente de todos ellos, la sobrevaloración personal
para el resto y este es un caso de estima exagerada por parte del actor Kevin
Spacey, quien fue detenido una vez por
agentes de tráfico por conducir con exceso de velocidad y cuando los agentes
recordaron su cara en el papel de villano en la película, ante el miedo que les
produjo tal cinta, lo dejaron libre. Su reconocimiento personal y soberbio por
interpretar al psicópata de Se7en le sirvió para librarse de una noche entre
rejas o de pagar una buena multa. Ante tal altivo arrebato, ser portador de tal
pecado te libra de pagar la cara oscura de la moneda, pero te condena por siempre.
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Spacey con las yemas de los dedos arrancadas. |
VI.ENVIDIA: Los pecados son una
escalera y cada uno con su propio escalón, si subes el primer escalón que es la
avaricia, tropiezas irremediablemente en la envidia. Se7en marcó un antes y un
después en las películas de psicópatas con su argumento y su guión y sobre todo
por su final. Muchos directores sintieron algo en su interior que les hizo
corroerse de envidia y a través del exitazo mundial del estreno, otras
películas con psicópatas salieron a rodaje con un final “inteligente”, pero
ninguna, jamás pudieron hacerle sombra a Se7en, por que Se7en es el único que
gobierna en ese escalón, ese escalón perdido que nos obliga a nosotros a doblar
las rodillas.
VII.IRA: El ritmo cardíaco
se te acelera y la adrenalina te sobrecondiciona la expresión de la misma furia
y te irrita dejando paso al último pecado capital, la ira. Algunas escenas que
entrañan un cierto peligro las vemos como con cierto punto atractivo, aun así,
Brad Pitt no pudo evitar romperse el brazo en una caída tras una escena de
tensión insuperable, así que claro, muchas veces la realidad supera en mil
veces a la ficción y tuvo que llevar una escayola toda la película. La ira y la
tensión por mucho que la puedas controlar y tapar, saldrá por el lado contrario
y en el mismo acto intentas tapar ese nuevo hueco, dejando al descubierto el
otro hueco abierto para que fluya toda tu ira.
Así,
levantado y ultimando la sequedad de mi chapuzón por los 7 mares del pecado,
sonrío pleno en mi interior y escapo del manto oscuro que intenta ocultar mi
inspiración, me incorporo en cada derrota por que domino esa maldición, saboreo
tal yacer y no oigo más que mi respiración por que no necesito más para el
control de mi emoción, esa a la que
tienta tanto viaje diabólico.
Ese mismo viaje que cruzo sin pensármelo
demasiado, sin perder el tiempo en batallas ya perdidas que sacan lo peor de
mi, eso a lo que nosotros llamamos pecado no es más que una lección desesperada
con la que esperamos salir airosos, una prueba de fuego que hace mella en
nuestra personalidad. Cruzas un pecado que irremediablemente te lleva al
siguiente y que por lo cual no dejas de vivir hasta que has pisado la línea del
siguiente sin darte cuenta, y ahí está el aprendizaje. No cometas los mismos
errores, no busques nada cuando ni siquiera tú te has encontrado, no ames sin
tener un sentido de lo que es esa palabra, no abras un sueño cuando pueda haber
corrientes que puedan cerrarlo y no escribas nunca un final cuando no has empezado a escribirlo.
Admira,
sueña, disfruta, siente, gana, perdona, agranda, besa, ríe, demuestra,
peca…...y aprende.
Por y para Diana.