"En el espacio nadie escucha tus gritos"

Dentro de la nave Nostromo, ya es otra cosa.
Disfrutas de casi todas las comodidades. Totalmente automatizado. Generadores
de gravedad artificial. Inteligencia artificial. Piloto automático. Cierre
centralizado. Elevalunas eléctricos. Mechero. Y trajes de astronauta. Trajes
espaciales de los cuales tuvieron más de un susto y algún desmayo, eran de
nylon, gruesos y pesados y no tenían ningún sistema de refrigeración o ventilación
en el que pudiera escapar el dióxido de carbono, eso combinado con una grandísima
ola de calor debilitaba a los actores e hizo falta más de una enfermera con
bombonas de oxígeno.
No sé si habréis visto la película Gremlins, de Joe
Dante, sobre el pequeño Gizmo que tiene unos determinados cuidados, bueno pues
cuesta creerlo pero Alien nació gracias al concepto Gremlin, que fue un mito en
la segunda guerra mundial en que se pensaba que los Gremlins se metían en los
aviones bombarderos y averiaban los motores pero no solo eso sino que mataban a
la tripulación entera. Pensar que Alien es hijo de los Gremlins es igual que
pensar que King Kong es mi hijo. Exagerada hipérbole sorprendente.

Desde la creación del universo y la existencia humana de creer y poder estar lo
más cerca posible de las estrellas nos a atraído por la belleza del universo. Navegar
entre satélites y buscando indicios de vida inteligente extraterrestre en algún
punto de la galaxia. Y no estamos lejos de encontrarlo, cuando aquí abajo
nuestros gobernantes escaseas de esa materia, ¿en algún lado tiene que estar la
susodicha sustancia?
Un tamaño y una forma del universo observable que no
conocemos y a veces nos asusta lo que no conocemos. Quizás creo poder estar en
un cumulo de estrellas, polvo y planetas y no estoy más que una pequeñísima parte
de una inmensidad universal inimaginable, en nuestra galaxia concreta, La Vía Láctea.
Concretamente en el brazo de Orión donde se encuentra el sistema solar. Aquí estoy
tranquilo. Nuestro sistema solar conocido. Me gusta moverme por entre los
planetas, tocar un asteroide y ver nacer
una estrella. Por mucha soledad, miedo y pánico que nos de la inmensidad del
universo, ella me encuentra a mí para que la siga. Me invita a recorrer sus
largos brazos y me atrae. Nos atrae. Quizás encuentre mi sitio aquí, junto al
Sol. Donde es de día siempre y jamás habrá oscuridad. Donde veo donde piso y
disfruto de cada pisada.
Por mucho que piense aquí abajo me gustaría subir ahí
arriba, pero por mucho que sueñe en estar ahí arriba no pararía de pensar en
estar ahí abajo.
Que miedito, madreeeeeeeee
ResponderEliminar